Cuando yo ya no esté
Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
Elegía a Ramón Sijé, Miguel Hernández
Cuando yo ya no esté,
regad las plantas que mi madre puso en el balcón,
haceos tostadas con el aceite de oliva de mi padre,
pedid prestada la grapadora que le regalé a mi hermana por Navidad.
Dadle a Amanda mi tabaco de liar, los filtros, el papel y un mechero;
decidle a Juanjo que sigue siendo mi mejor amigo,
después de tantos años;
confesadles a Albert, Lorenzo, Alfonso, Fulgencio, Adrián, Samuel,
que los quiero.
Donad todos mis libros a la biblioteca del pueblo.
Quemad mi único poemario,
y luego quemadme a mí,
lanzadme a las calas de Bolnuevo,
que mis cenizas vean culos de jóvenes y penes de guiris viejos.
Borrad todas mis fotos de Facebook e Instagram,
quedaos solo con el mejor de los recuerdos.
Romped mi móvil.
Sacadme del croquis de Google Maps.
Vended mi PSP por Wallapop,
llevad mi ropa a Cáritas,
y el portátil a la tienda de informática.
Si algo queda que funcione,
entregad mis órganos sanos a la ciencia,
justo antes de incinerar.
Y que algún otro corrija los exámenes de 1º A ESO
de las lecturas obligatorias.
Enceded todas mis velas aromáticas y varillas de incienso
para que vaya perfumado
hacia el último de los viajes.
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