Me sumergí
en el azul de tus ojos
y comprendí
que ese mar nos abre paso
hacia la arena
que se desliza con tus huellas
junto a mí
que soy el sol de atardecer,
luz serena:
custodio cielos, gaviotas
y cometas
alterando su belleza
en mi ausencia,
cuando muero cada noche
para así
al día siguiente resurgir
y seguir...
bañando tu piel morena.
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