domingo, 24 de noviembre de 2013

Otoño y atardecer

Hace tiempo aprendí
que él no puede faltar en mi vida.

Cuando nos separamos
de ese tierno abrazo de despedida,
una parte de mí se llevó;
un vacío en el pecho me golpeó.

Un inesperado beso
en mi mejilla,
unas prisas fingidas,
una sonrisa pícara
y su mirar...

Que me hace creer cada día
que habrá
un bonito mañana
para los dos.

Soy un completo y estúpido iluso.
Soy feliz a su lado,
ofreciéndole mi tiempo,
ayudándole a recrear
todos sus sueños.

Porque para eso estoy aquí:
para hacerle reír.

Un amor que ya no cabe
en este agitado corazón.
Un guion de película;
una trama de una novela rosa.

Cantan los pájaros.
La luz juega a las damas
con las ventanillas
de su intrépido tren.
El frío viento sopla,
otoño y atardecer.

Quedo inmóvil
tras su partida.
Remolino de hojas
secas, marrones.

Lloro en silencio.
Me adentro
en las calles
de la ciudad.
Hay mucha gente,
nadie me ve.

Cuánto lo quiero.
No lo puedo evitar.
No me arrepiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario