A Saúl Lozano
Nota el cosquilleo en sus venas,
sale a la superficie de las yemas
de sus ronroneantes dedos.
Coge el cigarro, fuego en sus ojos;
el humo emborrona su rostro.
Suspira, descansa.
Pasa una joven grácil y bella.
La mira.
Le silva.
Ella lo evita.
Él se ríe.
Se toca la barbilla.
Se peina la perilla.
Reposa en su imaginación
y ahí se queda.
Mira el reloj.
Vuelta a clase.
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