domingo, 16 de marzo de 2014

Les Falles

Gigantes descomunales
se enternecen
al contemplar
las ilusiones
que se curvan
en las caritas
de los más peques.
(Sonríen).
Titilan esos ojillos
al imaginar
cómo bailan
en las llamas
fantásticos muñecos
de unos pocos niños
inflados por la edad
y la paella:
los artistas falleros.

Se crea un círculo vicioso
de alegría;
partículas de pólvora
estremecen tus oídos,
y al vibrar todo tu cuerpo
te trasladas
a ese mundo caricaturizado,
ironía y sarcasmo
van de la mano.

Infantas casadas
con hombres corruptos,
políticos ensordecidos
por un pueblo que grita,
millones de parados
pero pocos inquietos,
fugas de cerebros
que se van,
sin becas y sin na',
para no volver
a cruzar la frontera
(que ya llega
hasta el cielo).

Batas blancas manchadas,
sanidad privatizada.
Libros con recortes,
educación con dislexia.
¿Y la cultura?
Los artistas cargan con ella,
ah, y un 21% de IVA más.
Es la cruda realidad:

Don Dinero
todo lo puede,
todo lo mueve.

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