domingo, 13 de abril de 2014

Diluvia un yo decepcionado

Borré las flechas que pudiesen
cambiar todas las líneas de mi mano;
estúpido electrocardiógrafo.

Rompí esa placenta temporal
con la aguja que Celestina me dio.

Bebí ese licor de corrupción
que del manantial manaba.

Me deshice de las botas
que por dantescos senderos
me llevaron.

Hallé las cavernas de Platón
y jugué a las sombras chinescas
con un destino
(por mí)
tristemente inventado.

Grité al mundo mi doler
y los truenos me contestaron
que era un milagro lo que pedía.

Me refugié
bajo el arca de Noé.

Diluvia un yo decepcionado;
las ilusiones, a nado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario